Emma Gonzalez permaneció absolutamente en silencio, excepto por el sonido de su llanto, antes de que miles se reunieran para el March For Our Lives.
En el escenario con el Capitolio de los Estados Unidos a la vista detrás de ella, miraba hacia adelante, a veces cerrando los ojos mientras mantenía la compostura. Los cantos de la multitud a su alrededor comenzaron y terminaron brevemente. Ella permaneció callada. En cierto punto, parecía que la multitud, reunida para manifestarse a favor del control de armas, entendía lo que estaba pasando.
González no dijo nada hasta que pasaron seis minutos y 20 segundos desde el momento en que se acercó al micrófono: la cantidad de tiempo que tardó el pistolero en asesinar a 17 de sus compañeros de clase y maestros en Marjory Stoneman Douglas High School el 14 de febrero.
Emma quien es de origen cubano llevaba la bandera cubana pegada a su chaqueta junto a varios mensajes que pedían cambio y acción para acabar con la violencia de las armas.
Un temporizador que ella había configurado sonó. Ella habló de nuevo, explicando cómo después de esa cantidad de tiempo, la violencia terminó y el pistolero abandonó su rifle, salió de la escuela secundaria y se mezcló con otros estudiantes. Sería más de una hora más tarde cuando la policía lo localizara y lo arrestara.
El sábado, González concluyó un poderoso discurso que incluyó pocas palabras con un mensaje dirigido a la gran cantidad de jóvenes que veían.
«Lucha por tus vidas antes de que sea el trabajo de otra persona».