En entrevista en exclusiva con Diario Las Américas, desde la sede sede de EPC Cigar Company de Miami, Ernesto Pérez-Carrillo habló de su familia ligada a la fabricación de puros por más de un siglo.
“El mío José y su hermano desde muy jóvenes torcían tabaco y hacían cigarros en las calles de La Habana”, dijo para empezar a hacer la historia.
“Muy cerca del 1900 ellos se sentaban en la esquina de Monte y Figura para ganarse la vida torciendo tabacos. Mi padre, que nació en 1904, siguió ese mismo camino. Él fue quien se involucró más en la llamada industria tabacalera. Trabajó para la compañía Cuba Land donde ejerció de comprador.
Visitaba los campos y adquiría la materia prima de los campesinos para vendérsela a las fábricas”, narró.
Pérez-Carrillo confesó que su padre fue un hombre visionario, puesto que durante la Segunda Guerra Mundial, la industria del tabaco atravesó un difícil período, “nadie compraba ni vendía. Los cosecheros tenían tabaco en exceso. La visión de mi padre fue comprar todo el exceso que pudo.
Asumió el riesgo. Al terminar la guerra quien tenía tabaco hizo un magnífico negocio”, detalló.
“En 1948 mi padre compró una fábrica en San Antonio de los Baños. Se llamaba “El Crédito”. Era una planta que perteneció al señor Carlos Amauri.
También adquirió una finca para el cultivo y se convirtió un gran empresario. Por otra parte, en 1954 y en 1958 fue elegido como representante al Senado”, añadió.
Pero con la llegada de Fidel Castro al poder, la familia se vio forzada a emigrar a EEUU, cuentan que en el mismo año 1959 llegaron a Miami, cuando el que cuenta la historia apenas era un niño de siete años de edad.
Actualmente Ernesto II es el gerente de EPC Cigar Company, relató que su primera casa estaba muy cerca de la Torre de la Libertad, y que el sueño de su familia era retornar a la Isla, y al mundo de los puros.
Después de probarlo todo, restaurantes, bares, trabajar como repartidor de cantinas, su padre tuvo la oportunidad de comprar una pequeña fábrica de tabaco en 1968, según relata el ahora gerente “un chinchal, pero no lo pensó dos veces”.
Su padre no tenía dinero, pero tuvo la dicha de que el vendedor le concedió buenos términos de pago.
“Mi señora, por entonces una joven de 15 o 16 años, iba a la fábrica para hacer la picadura, anillaba los puros y así comenzamos entre todos aquel negocio. Se llamó “El crédito”, en honor a la fábrica que habían tenido en la Mayor de las Antillas.
“A mí lo que más me fascinaba de este mundo eran las personas que trabajaban en la fábrica. Eran unos señores muy mayores de 70 y 80 años. Esas personas eran verdaderos maestros. Torcían el tabaco sin moldes y quedaban como verdaderas velas”, rememoró el entrevistado.
Ernesto quería ser músico, hasta llegó a probar suerte en Nueva York, pero no tuvo éxito, y su padre murió, entonces la tradición familiar le lanzó el llamado, y él empezó a dirigir el negocio.
En 1990 una revista especializada le concedió 92 puntos de su ranking al tabaco Gloria Cubana de los Pérez Carrillo.
En aquel entonces, apenas tenían en la fábrica cinco o seis tabaqueros, y lo que producían se vendía localmente.
“Hay sucesos en la vida que te marcan. Yo recuerdo ver a un señor aparecer en la fabriquita de la calle Ocho y la Once. Pidió conversar conmigo y me explicó su interés por conocer sobre nuestro producto. Me dijo que tenía una revista muy conocida especializada en vino “Wine Spectator” y proyectaba crear una publicación similar sobre el tabaco”, comentó.
“Estuvimos conversando, probó nuestros productos y se fue. A los tres meses recibí un ejemplar de Wine Spectator con un artículo muy bien escrito sobre la industria del tabaco en Cuba”, agregó.
Sin embargo un boom de la marca familiar lo sorprendió en el evento anual IPCPR una legendaria feria de fabricantes de tabaco, cuando una publicación especializada colocó su negocio entre los mejores del ranking.
“La irrupción de revistas especializadas nos dio más visibilidad. La industria en tres años creció de los 100 millones de volumen de negocio hasta los 400 millones de dólares”, dijo.
Actualmente la familia de origen cubano fabrica en República Dominicana, para su producción utilizan materia prima de Ecuador, Nicaragua, del país donde producen y de Estados Unidos.
(Con información de Diario Las Américas)