Trabajadores cubanos de salud que han desertado del programa «Barrio Adentro», en Venezuela, se veían obligados a inflar los resultados para cumplir las cuotas que les exigía La Habana.
«Podría ver a cinco pacientes al día, pero tenía que decir que había visto 18, y luego tirar toda esa medicina (anestésicos, moldes dentales y otros suministros), porque simplemente teníamos que hacerlo», afirmó la estomatóloga Thaymi Rodríguez, quien desertó el año pasado y se mantuvo en el programa por tres años y medio. En estos momentos está en Colombia, con el plan de pasar a Estados Unidos.
Ibrahím Mustelier, oftalmólogo, manifestó que tenía que llevar seis pacientes todas las semanas, como parte de la “Operación milagro”, para la cirugía de cataratas. Regularmente lo que veía era pacientes con infecciones, conjuntivitis, «que no necesitaban cirugía».
Un supervisor cubano que trabajó en cuatro estados venezolanos y que solicitó que no se hiciera referencia a su nombre, explicó, «Hay que entender que Venezuela paga a Cuba basándose en estadísticas, no en lo que realmente está sucediendo en las clínicas».
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