El caso de Juan Alexander Morales González, quien padece una rara enfermedad tras laborar durante más de 20 años en la reparación de buques, causa preocupación en las altas organizaciones vinculadas al sector de los navíos.
Según reporta Diario de Cuba, Morales, asegura que laboraba para la naviera griega Nordstrand Maritime, contratado a través de la agencia estatal empleadora Selecmar, cuando un exceso de fuerza le provocó un sangramiento en la médula espinal y el padecimiento, llamado siringomielia, que ahora le impide trabajar.
Ante esta situación, un funcionario de la Federación Internacional del Transporte (ITF) que asistió en diciembre pasado a la «Conferencia de Gente de Mar de América Latina y el Caribe», celebrada en La Habana, intercedió por él ante Selecmar, pero el director y el subdirector de esa entidad, Rafael Peraza Santiago y Armando Medina Remis, respectivamente, le respondieron que no le corresponde ninguna ayuda.
Por su parte, Morales mostró su molestia ante la decisión de las autoridades y expresó que «era una burla».
«Las autoridades cubanas le expresaron al funcionario que no me correspondía la compensación porque mi enfermedad es degenerativa y no profesional; que a mí se me pagaba una pensión de por vida», comentó.
«Lo que ellos no le explicaron al inspector es que mi jubilación es de 270 pesos cubanos, equivalente a ocho dólares mensuales, habiéndome quitado durante 17 años el 80% de mi salario en dólares estadounidenses y de ese porciento el 12,5 era para la seguridad social. ¿Dónde está ese dinero que me corresponde por mi invalidez?», cuestionó.
La respuesta de Selecmar demuestra «el cinismo con que las autoridades han tratado mi caso y cómo tratan todo el tiempo de engañar al ITF», aseguró Morales, quien también afirmó que Nordstrand Maritime se niega a pagarle una compensación de 60.000 dólares por su situación.
En medio de esta larga disputa, en donde no encontró ayuda en los tribunales cubanos, Morales ha solicitado ayuda al Vaticano, a la exprimera dama de Estados Unidos Michelle Obama y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
«Tengo un solo pantalón y un único par de zapatos, gracias a la ayuda del Vaticano. Como las instituciones en Cuba no han resuelto mi caso, he tenido que buscar ayuda internacional. Me he visto obligado a hacerlo debido a las violaciones y mentiras de los señores de Selecmar y Nordstrand Maritime, los cuales no respetan ni a los marinos ni a las instituciones internacionales, amparados por el Estado cubano», dijo Morales González.
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