Según expertos en política internacional en Madrid, la transición en Cuba no pueda comenzar hasta que muera Fidel Castro, exgobernante y máxima figura del gobierno cubano por casi 50 años.
En un debate organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Casa de América de Madrid llamado “Escenarios posibles del futuro cubano” se reunieron varios especialistas a dialogar del futuro de la isla.
Carlos Manuel Rodríguez Arechavaleta, profesor-investigador cubano de Ciencia Política de la Universidad Iberoamericana de México, dijo: “La verdadera transición cubana comenzará con la muerte física de Fidel Castro. La muerte física del líder histórico es lo que va a detonar un cambio sin máscaras”.
Rodríguez destacó la intención de Raúl Castro de “cambiar, en un primer lugar, la concepción económica” del país, algo que constituye un “elemento alentador”. Si el Partido Comunista de Cuba (PCC) se debilita, expuso Rodríguez, la transición será “más desordenada y caótica”.
Susanne Gratius, profesora alemana de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, destacó además el papel del actual presidente en el cambio de un “régimen más totalitario” a un “autoritarismo militar” que se ha producido en el país, aunque reconoció que le falta el “liderazgo carismático” de Fidel.
“En el fondo, en Cuba no hay un problema económico, sino un problema político”, dijo Gratius, a lo que añadió que los cambios y “un cambio presidencial antes de 2018” están “en la agenda” del Gobierno cubano. Gratius cree que esta “lentitud” en las reformas se hace para “mantener la estabilidad de este régimen autoritario”.
“Se van a realizar bastantes cambios y reformas políticas e institucionales. (Rául Castro) va a entregar el poder”, aventuró la profesora.
Por otro lado, Vicente Palacio, director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas dijo que estos cambios, sin embargo, deben realizarse progresivamente y sin influencias exteriores. “Los actores externos tienen claro que este es un asunto de los cubanos. Aquí ya no vale interferir, precisamente por no provocar el efecto contrario al deseado. La injerencia ya no funciona”, explicó.
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