Coral Gables cuenta con uno de los mejores hoteles que se han construido en los últimos años en la ciudad, dotado de un desarrollo arquitectónico de excelencia en pleno corazón de la urbe. Sin embargo, este majestuoso inmueble cuenta con una particularidad y es que un último vecino no pretende deshacerse de su vivienda a pesar de que otros lo hicieron en el pasado.
El imponente inmueble de 242 habitaciones que se construyó hace pocos años cuenta con 16.000 pies cuadrados de espacio para reuniones y 15.000 pies cuadrados de áreas al aire libre con impresionantes vistas y de la urbe, pero frente al vestíbulo existe algo que ningún hotel en la zona tiene, una casa antigua.
Muchos de los clientes del hotel quedan impresionados por esta rara situación y exponen sus inquietudes a un equipo periodístico que sigue de cerca este tema hace varios años. David Graham quien reside en Toronto, Canadá y está de visita en la zona dio su criterio al respecto. «Que no debería estar aquí, pero está aquí».
Otro canadiense llamado Sin Graham que también se hospedó en el hotel pensó que formaba parte del edificio. «Pensé que era como una parte del edificio de mantenimiento de todo este complejo», explicó Sin.
La vivienda que pertenece a Orlando Capote se encuentra en medio de la céntrica Plaza Coral Gables, un emocionante proyecto de uso mixto que combina restaurantes, compras, negocios, alojamiento y entretenimiento en un barrio histórico de Miami. Según el señor muchas personas pasan por los alrededores y se detienen a tomar fotografías por la inusual vista.
Los periodistas de 7 Investigates conocieron a Capote en el año 2019 cuando la construcción de la edificación en esta en pleno apogeo a pocos metros de su vivienda al igual que en 2021 donde el señor les mostró varios de los escombros que iban a parar a su propiedad.
Kevin Ozebek que fue uno de los que visitó hace años el lugar y ahora cuenta su impresión al ver el entorno alrededor de la casa. «Desde que estuvimos aquí hace dos años, ha cambiado bastante», afirmó el reportero.
Orlando plantea que antes el ruido de la construcción era lo que más molestaba, pero ahora la cuestión está en el ir y venir de las personas al lugar el cual se incrementará por la nueva construcción que se realizará en un costado de su casa y asevera que «nunca será pacífico».
Una de las cosas que más anhela de su antiguo entorno es la vista que tenía, incluso de las constelaciones en el cielo. «Extraño mirar al cielo. No puedo ver ni el atardecer ni el amanecer. No puedo ver la luna ni las estrellas. Esa era una de mis aficiones, la astronomía. Todo eso se ha ido», añoró Capote quien agrega que también le molesta unas macetas enormes que califica como «ataúdes» que colocaron frente a su vivienda.
Explica Orlando que independientemente que el vecindario tenga un desarrollo de gran magnitud con casas unifamiliares nuevas, él pretende quedarse y no muestra arrepentimiento de no vender el recinto que compraron sus padres cuando llegaron desde Cuba en la década del ochenta.
Manifiesta el señor que sus padres se esforzaron mucho para adquirir esa vivienda y cumplir el sueño americano que ahora pretenden arrebatarle los empresarios. «La ciudad de Coral Gables. De la gente, por la gente, para los desarrolladores», criticó el señor.
Por su parte un vocero de Coral Gables comentó al periodista que a Orlando se le han hecho varias ofertas por su vivienda, las cuales rechazó. «Según los desarrolladores… Al Sr. Capote se le ofrecieron alternativas, incluida la compra de su propiedad, que rechazó», explica el vocero.
Graham explicó al periodista que no siempre se trata de dinero, sino de un legado de los antecesores y que muchas personas valoran eso más que nada en la vida.