
Las autoridades de Cuba han optado por bloquear las cuentas en moneda extranjera de diversas compañías internacionales que operan en el país. Esta medida les impide transferir de vuelta a sus países los fondos acumulados que, en ciertas ocasiones, alcanzan varios millones de dólares, tal como informaron fuentes de negocios y diplomáticas a la agencia EFE.
La arbitraria decisión causó un notable descontento entre las diferentes empresas perjudicadas las cuales no dudaron en enviar sus inconformidades a sus gobiernos. “Estamos en total desacuerdo. Ese dinero no pertenece al Estado cubano, sino a las empresas”, afirmó un empresario que aseguró que el régimen cubano congeló su cuenta y solo puede emplearla si pretende realizar transacciones dentro de la isla.
En lugar de otras opciones, los organismos gubernamentales de Cuba han sugerido a las compañías la creación de un nuevo tipo de cuentas bancarias en monedas extranjeras, mediante encuentros personales a los que llaman entrevistas. Estas cuentas serían parte de un programa piloto limitado, aunque se piensa que su implementación podría extenderse a empresas que sean de propiedad mixta con participación del estado.
En contraste con las cuentas que están suspendidas, las nuevas cuentas tendrían el apoyo de reservas de dinero y permitirían realizar operaciones sin limitaciones. No obstante, sólo podrán aceptar transferencias desde el extranjero; la transferencia de fondos congelados desde las cuentas anteriores no está permitida.
Sin embargo, ciertas empresas ya empezaron a emplear este nuevo método que también utilizan varias entidades del Grupo de Administración Empresarial GAESA que dirigen los militares cubanos y que se encarga de administrar los recursos y controlar sectores estratégicos para el país como el turismo, el comercio y las telecomunicaciones.
Mientras algunas compañías ven esta nueva opción como una necesidad inevitable y creen que facilitará la continuidad de sus actividades en la isla, otras la abordan con dudas. Hacen referencia a fracasos pasados, como el desaparecido peso convertible (CUC) y la actual Moneda Libremente Convertible (MLC), y manifiestan su preocupación por la posible falta de sostenibilidad de las condiciones presentes en las nuevas cuentas a lo largo del tiempo.
Esta acción se sitúa en medio de una grave crisis económica. El sector bancario en Cuba, que ha sido estatal desde 1959, enfrenta importantes desafíos de liquidez y falta de capital, tanto en moneda nacional como en divisas. Desde agosto del año anterior, la disponibilidad de efectivo ha sido considerablemente limitada.
Entre los factores que contribuyen a esta problemática están las repercusiones duraderas de la pandemia, el aumento en la severidad de las sanciones impuestas por Estados Unidos —particularmente desde que Cuba fue añadida a la lista de naciones que apoyan el terrorismo— y fallos en la política económica y monetaria interna.
El gobierno de Cuba controla de manera exclusiva el comercio internacional y compra aproximadamente el 80 % de los bienes que utiliza su población. La caída en la producción interna ha hecho necesario enfocarse en la adquisición de bienes esenciales como alimentos y combustibles, lo que ha intensificado la presión económica sobre el país.
Como reacción, la administración ha promovido la inclusión financiera para disminuir la utilización de dinero en efectivo y ha aumentado la adopción del dólar en procedimientos y servicios públicos, con la meta de atraer más divisas y cumplir con sus obligaciones internacionales.