Especialistas del Instituto de Meteorología de Cuba informaron que la temporada ciclónica para este año tendrá bastante actividad principalmente en la cuenca del Atlántico Norte (incluye el Golfo de México y el mar Caribe) lo que puede traer ciertas afectaciones al territorio nacional.
El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso en su perfil de Facebook dio a conocer la información aportada por expertos en la isla elaborada el día 3 de mayo pasado. Según lo que refiere el documento es probable que la isla se vea afectada por una veintena de ciclones tropicales en la zona de los cuales 11 pudieran convertirse en huracanes dependiendo de la intensidad que puedan adquirir mediante su traslado.
Agrega el texto que 14 del total pueden desarrollarse en el área del océano Atlántico, otros 4 en el mar caribe, así como otros 2 en el Golfo de México. En el Caribe hay un 85% de probabilidad de que se origine un huracán debido a las condiciones propias de la temperatura del mar. Por ende, la Mayor de las Antillas tendrá un 80% de posibilidad de que al menos un fenómeno de estos la afecte, a su vez existirá un elevado por ciento de que un ciclón incida en el territorio nacional.
El doctor Ramón Pérez Suárez, uno de los creadores del pronóstico cubano señaló al diario Granma que las condiciones oceánicas y atmosféricas de la zona del caribe y el Atlántico son altamente favorables para el desarrollo de estos eventos meteorológicos, teniendo en cuenta las altas temperaturas de la superficie del mar. Según los datos oficiales desde junio de 2023 hasta abril de 2024 las temperaturas alcanzaron niveles récords
Otros de los elementos que tuvieron en cuenta para para la predicción fue el evento de El Niño– Oscilación del Sur (ENOS) el cual inicia una fase de debilitamiento que pudiera concluir a finales del presente mes. En cambio, otro fenómeno comenzará a desarrollarse en los meses venideros, La Niña/Oscilación del Sur (AENOS) que puede incidir en el crecimiento de los ciclones y huracanes.
La Niña suele provocar una disminución de la llamada cizalladura vertical del viento en la altura en la cuenca del Atlántico, un factor clave para la formación e intensificación de los ciclones tropicales, de acuerdo a los criterios de meteorólogos cubanos. Concluye el documento del Instituto de Meteorología en que el 1 de agosto se dará una actualización detallada de la actual temporada que inicia el 1 de junio hasta el 30 de noviembre del presente año.
Para nadie es secreto que el paso de estos eventos climáticos es de gran relevancia para los países caribeños que son los que mayor amenaza enfrentan. Cuba es uno de los países que más interés le presta a esta temporada atendiendo a los destrozos que otros eventos han provocado en la isla años atrás.
Las autoridades recomiendan con anticipación que sus residentes en medida de las posibilidades preparen sus hogares para enfrentar estas inclemencias que al pasar los años se han vuelto más agresivas como consecuencia del Cambio Climático. Entre las medidas que se indican es tener un plan de emergencia para evacuar a la familia en caso de que su vivienda quede destruida.
Así mismo preparar a los integrantes de la familia en conocer dónde están los puntos más cercanos de policlínicos u hospitales ante alguna emergencia. De igual forma se recomienda abastecerse de medicamentos, comidas y agua potable para eventuales situaciones. Como medida fundamental se aconseja reforzar los puntos claves de la vivienda como tejas, tapas de tanques y objetos en las azoteas que puedan salir desprendidos por la fuerza de los vientos.
Una medida gubernamental que siempre se indica y se cumple bastante poco por las autoridades estatales es la poda de árboles den la ciudad y los pueblos, con el objetivo de que afecte en menor medida los tendidos eléctricos o destruya algún inmueble en caso de caer.
Otra de las medidas estatales que más utiliza el estado cubano atendiendo a la crítica situación de la vivienda en el país es la evacuación temprana de las personas en situaciones delicadas con sus viviendas y otras que residan en zonas costeras con alta incidencia de la penetración del mar.