La intelectual Graziella Pogolotti manifiesta su preocupación por el uso y abuso de los espacios públicos en Cuba, además que considera que hay mucha indisciplina social en Cuba.
La profesora de varias generaciones de intelectuales cubanos, manifiesta en su texto que los espacios públicos se han vuelto una especie de lujuria ensordecedora y de mal gusto, donde pulula «la voluntad individual del cuenta propista» a la hora de definir que es lo que se va a ofrecer en cada actividad.
«La anarquía sonora del ambiente irrita y favorece actitudes violentas; (…) y muchos consideran que, al ser de todos, el espacio público no es de nadie y los equipos de audio suman y muchas veces multiplican una sonoridad avasallante, muchas veces indeseable que agrede e interfiere la comunicación humana, base esencial de toda cultura.»
Cuba en los últimos años ha tenido que ampliar el espectro de las actividades por cuenta propia, y dentro de esta suerte de cuentapropistas ha aparecido la figura del «organizador de fiestas».
Esta es su opinión a cerca de estos personajes: «Los organizadores de fiestas se han expandido a los espacios públicos. En zonas periféricas donde escasean las oportunidades de recreación, se cierra la plaza, se cobra la entrada y se presentan espectáculos que proponen paradigmas culturales de dudosa calidad en lo artístico y en tanto modelos de éxito social, con séquito de carros y mujeres despampanantes. No me considero retrógrada y he recibido críticas por exceso de liberalismo. Pero, en este caso, los problemas de orden estético y sus colaterales, el gusto, la vulgaridad y la banalidad, trascienden el lindero de lo artístico y merecen un examen profundo».
Y en la columna del periódico Juventud Rebelde «columna de respuesta al ciudadano» se han publicado decenas de «casos» que denuncian indolencias de este tipo. Música estridente por doquier y a toda hora. A un costado de un círculo de abuelos, en los predios aledaños a un círculo infantil, a un hogar materno… a un hospital. En el portal de una casa donde vive un niño enfermo.
Para luchar contra esto agregó: «Debemos hacerlo uniendo en una voluntad común todos los factores que intervienen en la sociedad, para defender los paradigmas éticos que nos definen como pueblo».
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