En un campamento militar de Panamá -Lajas Blancas- viven 69 cubanos. Sabemos de su situación gracias a Ernesto, uno de los isleños en cautiverio, que va poniendo en la red videos y fotografías del campamento compuesto por frágiles casas de campaña, acordonadas por alambre de púas, en una de las selvas más tupidas y peligrosas del istmo centroamericano.
“La internet no es de alta velocidad y a veces se torna lenta, pero sirve para recordarle al mundo y a los medios de comunicación que existimos”, cuenta el joven.
Confiesan los cubanos que cansados de comer arroz y tuna (bonito), se llamaron a contar.
“Hicimos una ponina (colecta) y compramos una vaca al propietario de estas tierras”, declaró el cubano, después de agradecer la colaboración de los guardias fronterizos.
“La vaca costó 200 dólares y pusimos 100 dólares más para la sazón que compraron los guardias”, relató el joven, que calificó el acto como un banquete aristocrático.
“Estuvimos tres días comiendo carne porque no hay refrigeración para conservar los alimentos. Carne y más carne, en bistec, asada, en fin, saciamos los deseos”, declaró el cubano.
Así van viviendo su día a día, este grupo de isleños atrapados en Panamá. Llenos de esperanza, esperan días mejores.
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