Rumores de un nuevo «periodo especial» surgieron en Cuba, cuando la prensa oficial en La Habana anunció, la semana pasada, que la isla debería reducir en un tercio el consumo de combustible en el segundo semestre de 2016.
No cabe duda de que el gobierno venezolano, aliado clave de la economía cubana, está en dificultades financieras. Por lo que muchos temen que se repita lo que pasó a comienzos de la década de 1990, cuando el derrumbe de la Unión Soviética y el fin de sus subsidios energéticos, hundieron al país en una profunda depresión que llevó a apagones, menor producción y drásticas caídas en los niveles de vida.
La crisis venezolana es, por supuesto, una mala noticia para el gobierno cubano. Y puede ser una advertencia de problemas graves por venir. Aunque expertos aseguran que, al menos por el momento, Cuba no enfrenta nada parecido al colapso que caracterizó al llamado «periodo especial».
Pero definitivamente Venezuela padece una severa crisis económica marcada por la severa escasez de productos básicos y la inflación más alta del mundo, por lo que Cuba parece estar preparándose para una tormenta. Muchas instituciones gubernamentales ya han recibido instrucciones de restringir su consumo de energía y una refinería de petróleo cubano-venezolana en la ciudad de Cienfuegos ha sido cerrada temporalmente.
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