Desde hace años escalar es uno de los deportes extremos prohibidos en Cuba. Sin embargo, hasta el Valle Viñales cada año llegan muchos turistas en busca de un cubano que desafía las privaciones y también las alturas de este gran macizo montañoso lleno de mogotes.
Su nombre es Yarobys García, pero todos lo conocen como Yaro. Lo que aprendió se lo debe a la espeleología y desde hace más de 10 años no ha parado sus ascensos montañosos, convirtiéndose en el rey de las escaladas en Cuba.
No importa que le hayan conferido el título de guía e instructor de la Exum Mountain Guide en Estados Unidos, los guarda parques de Viñales ya lo conocen y siempre que lo ven tratan de sacarlo. Incluso, muchas veces él y algunos de sus compañeros son acusados de cobrar a los turistas por alguna escalada, pero lo cierto es que a Yaro vienen a buscarlo personas de todo el mundo y también muchos cubanos.
Él se conoce como nadie el Valle de Viñales. Subir 20 metros de altura para él no es imposible, pero hacerlo con la presión de estar vigilado y no siempre con los instrumentos necesarios tiene una dosis doble de peligro.
Yaro pasó años practicando, pero cada subida impresiona. Para escalar, debe perforar manualmente agujeros en cada roca, fijando tornillos o usando el martillo de escalador como percutor.
Yarobys sueña con oficializar esta práctica de deporte extremo en la Isla. De hecho, él y algunos de sus colegas más cercanos han organizado competencias nacionales.
Pero por increíble que parezca esta tradición no la comenzó Yaro. Mucho antes que él se hacía escaladas aunque solo para fines científicos a través del grupo Arne Sakknussem de la Sociedad Espeleológica Cubana.
Famoso fue también el ascenso de Craig Luebben, Cameron Cross y Armando Menocal en 1999. A su regreso contaron que por aquel mogote llamado La Costanera había tornillos y rastros de alguna escalada anterior.
Dicen los guajiros de la zona que por ese lugar habían pasado hace algunos años dos mujeres de España que decidieron subir, pero que nunca más supieron de ellas. Por eso, algunos le llaman a la parte central del mogote, “La bóveda celeste de las mujeres españolas”.
Escalamiento a la cubana
No siempre los escaladores cubanos tienen el equipamiento de protección adecuada. La mayoría de ellos se las arregla a partir de las donaciones de algunos amigos turistas, porque en Cuba no se venden cuerdas, zapatos, pernos y tornillos específicos para las escaladas.
En muchos países del mundo existen zonas para el escalamiento, donde puedes escoger hacer un ascenso de ruta en solitario o con un guía, pero todavía en Cuba eso no existe.
Yaro sueña que un día en la Isla pueda existir eso, por su puesto con todas las medidas establecidas, para hacerlo más seguro. Incluso, ha dicho que está dispuesto a formar una academia para enseñar todo lo que sabe.
Mientras tanto, este cubano como tantos que practican el escalamiento de forma clandestina en la Isla, tendrán que seguir desafiando las reglas de lo prohibido.
Quién sabe si a fuerza de perseverancia logren que en unos años esta práctica pueda verse como un atractivo turístico más.