El Consejo de la Administración Municipal decretó el cierre de todas las piscinas y canceló las licencias de arrendamiento para quienes se resistieron a obedecer, todo esto comenzó desde principios de este año y de manera sorpresiva.
“No voy a vaciar la piscina”, dice rotunda Nenita bajo el inclemente sol de agosto y que su propiedad está vacía. Aunque en las calles del polo turístico los visitantes se amontonan en busca de una habitación y en el sitio de reservas TripAdvisor su casa es la mejor valorada de la zona.
Hasta de imágenes satelitales utilizaron las autoridades locales para detectar las piscinas, ya que estas se ven como llamativos círculos o rectángulos azules en los patios de las casas.
“Dicen que el problema es por el agua, pero en los últimos meses ha llovido un mundo por aquí y la piscina del hotel Los Jazmines (de propiedad estatal) siempre está llena”, se queja un afectado. También las del alojamiento La Ermita y el campismo popular Dos Hermanas, que pertenecen al Estado siempre están llenas aunque no se usen. Como una buena parte de los residentes en el lugar, Roque, taxista de 38 años, cree que la medida es “un extremismo” de las autoridades contra “los que más dinero producen en la zona”.
Se han enviado cartas al gobierno, específicamente a Raúl Castro, para la valoración de esta medidas impuestas a los particulares, ya que afectan el apoyo que le brindan los particulares al turismo nacional.
“Aquí el Estado invierte poco y exige mucho”, explicó una empleada del restaurante El Olivo, ubicado en la calle principal de Viñales. “Este lugar lo hemos levantado nosotros, los emprendedores, porque hace veinte años todo aquí estaba medio muerto y hoy es uno de los más importantes polos turísticos del país”.
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