La llegada a EE. UU. de miles de cubanos varados en Costa Rica desata el debate en torno a la eficacia o no de la Ley de Ajuste, sus motivos originales y las opiniones sobre si los cubanos que actualmente emigran deben ser considerados o no emigrantes políticos y, en consecuencia, merecedores de acogerse a la referida Ley.
Desgraciadamente, la creciente emigración de los cubanos se debe a la asfixia, la decadencia y la condena a la pobreza eterna bajo un sistema sociopolítico y económico obsoleto. De manera que con o sin Ley de Ajuste los cubanos continuarán emigrando, sea a EE. UU. o a cualquier otro destino, como lo demuestra la existencia de comunidades de compatriotas emigrados en un sinnúmero de países en los que no existen “leyes de ajuste” que los beneficien.
De hecho, se puede afirmar rotundamente que, de desaparecer dicha legislación, los cubanos no renunciarían a las aspiraciones de ingresar al territorio estadounidense, y que una vez dentro de EE UU sobrevivirían en la ilegalidad, tal como lo han hecho otros millones de emigrantes latinoamericanos, los “indocumentados.
Una gran parte de ellos declara que su intención al emigrar era mejorar sus condiciones materiales de vida y ayudar a su familia en Cuba. Simplemente se responsabiliza a una Ley extranjera de ser la solución de problemas que son solamente de los cubanos y su gobierno.
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