En Cuba festejar los 15 años es una tradición que se remonta a los años cincuenta del pasado siglo, cuando la burguesía cubana preparaba grandes bailables en salones de lujo a largo del país. Sin embargo, esta popular celebración aún con las carencias que vive el cubano de a pie, es todavía celebrada por muchos.
Lo convencional era que sólo las niñas festejaban con una fiesta o fotos sus 15 años, no obstante se ha modificado un poco el patrón tradicional y ahora los jóvenes cubanos también se animan.
En una encuesta a 18 adolescentes, hembras y varones entre 12 y 14 años y de diferentes estratos sociales, 16 de ellos dijeron que si sus padres se lo pudieran sufragar, celebrarían de alguna manera los 15, independientemente del sexo.
Un fotógrafo profesional llamado Joan, lo mismo vende paquetes de audiovisuales a las agencias de prensa extranjeras que radican en la capital, que planea una exposición fotográfica con desnudos artísticos.
Joan comenta que “lo que más dinero deja son las sesiones de fotos para fiestas de quince, tanto para hembras como varones. Los paquetes de fotos, montajes y videos oscilan entre 120 y 850 pesos convertibles (cuc), algunos incluso son más caros. Desde el punto de vista profesional es un jamón, siempre y cuando estés al día de las últimas tendencias juveniles en Cuba y tener un stock de herramientas y aplicaciones sofisticadas. Es verdad que escasea el arte y abunda la cursilería, pero se gana más dinero que con el periodismo gráfico o la fotografía artística”.
La celebración de los quince en Cuba ha posibilitado una eficiente cadena de negocios, que aportan buenos ingresos. Desde peluquerías, barberías, fotografías, videos, producción de cakes, mesas buffet, alquiler de trajes, DJs, humoristas, coreógrafos, e incluso hasta artistas reconocidos de la televisión suelen ganarse también la vida como maestros de ceremonia en las fiestas de quince.
“En los quince de mi hija gasté como 6 mil chavitos (cuc). Una semana en un hotel de Varadero para cinco personas costó 1,500 cuc. En ropa para la niña se nos fueron 450 cuc, 750 cuc en fotos y videos, 200 cuc en peluquería y casi 3 mil cuc en el cumpleaños, entre el cake, refrigerio, bebidas, alquiler del local en un hotel, presentador de la fiesta, coreógrafo, DJ y un humorista. Al día siguiente no tenía ni un peso ni para tomarme un café”, cuenta Moraima quien ahora tiene un hijo varón que también quiere celebrar sus 15 años.
“Dice que eso está de moda. El padre y yo nos pusimos las manos en la cabeza, pero la verdad es que el muchacho saca buenas notas en la escuela y se lo merece”, añade Moraima.
Un padre de dos hijos que estaban por cumplir quince el varón y dieciséis la niña cuenta cómo encontró la solución para festejar a ambos, y dice que logró bajar un poco los gastos. “Hicimos una sola celebración, a toda mecha. Rentamos dos habitaciones en un hotel cuatro estrellas de Cancún por ocho noches para cuatro personas. Los gastos se excedieron más de lo previsto, alrededor de 10 mil chavitos, pero valió la pena”.
Que un cubano pueda gastarse esa gran cantidad de dinero y fuera de la Isla, nos parece raro, pero la diferenciación económica entre las personas en un país que hablaba de igualdad para todos, dibuja los horizontes de una Cuba donde la gente se mueve entre la miseria y la abundancia, para muchos propietarios de negocios particulares, militares retirados que rentan sus casas al turismo, o tienen una paladar, gastar estas cifras es posible, mientras otros se preguntan cómo podrán llevar un plato de comida a la mesa familiar.
En la etapa en que Cuba dependía de la URSS, el salario tenía un poder adquisitivo real, era menos complejo organizar estos eventos particulares. Sin embargo cómo le hace el cubano común, que no es cuentapropista ni pertenece a las altas cúpulas del gobierno, o no tiene familia en el extranjero, aunque esta última posibilidad es difícil, quien simplemente es un asalariado al que sus ingresos no le alcanzan para festejar los quince años de su hijo o hija.
La posibilidad también se da cuando vemos que un creciente grupo de cubanos que ha emigrado a Estados Unidos y a otros países, ayudan a sus familiares con los gastos de estas pomposas o discretas celebraciones.
“Mi tío piensa venir. Me mandó ropa y calzado de marca, un teléfono vola´o y dinero. Me dijo por IMO que va alquilar una semana en un hotel todo incluido de Cayo Santamaría”, dice Lisván, alumno de primer año de preuniversitario que en noviembre cumplirá 15 años.
Sergio, padre de cinco hijos argumenta: “Las fiestas de quince son una tradición femenina. Mis hijos varones dicen que soy un cromañón, un anticuado. Pero estoy contra esa moda ‘metrosexual’, hombres que se depilan las piernas, el pecho y las cejas, se arreglan las uñas y se visten con ropa de color rosado. Con ese discurso de que todos tenemos los mismos derechos, una parte de los hombres se han ido amariconando”.
(Con información de Diario Las Américas)