Madre cubana afectada por el derrumbe ocurrido en edificio de La Habana Vieja relata los terribles momentos que viviĆ³

Tras el derrumbe acaecido el pasado martes en un edificio en La Habana Vieja, que ocasionĆ³ la muerte de tres personas, fueron evacuadas en una escuela 13 familias que vivĆ­an en el mismo.

El reportero del Noticiero Telemundo 51 Alexis Boentes tuvo la oportunidad de comunicarse por vĆ­a telefĆ³nica con una de las madres cubanas afectadas por esta tragedia, quien dio a conocer sus preocupaciones y la escasa ayuda que ha recibido. En este sentido, expresĆ³ el temor que sentĆ­a por su vida y la de sus hijos, pues si bien su vivienda no resultĆ³ tan afectada, esta no era la primera ocasiĆ³n en que sucedĆ­a algo similar, haciendo alusiĆ³n a un desprendimiento que ocurriese con anterioridad y que igualmente pudo provocarles la muerte. Es por ello que la informante afirmĆ³ que el lugar no era seguro y que a pesar de todo lo sucedido, las autoridades competentes le manifestaron que podrĆ­a regresar y que se encargarĆ­an de reforzar el techo con vigas de hierro, lo cual le generĆ³ gran incertidumbre y aumentĆ³ su miedo. 


TambiĆ©n se refiriĆ³ a su insatisfacciĆ³n con la gestiĆ³n de los representantes del gobierno, que se limitaron a suministrarle a ella y al resto de los afectados unas colchonetas para que pudieran dormir mejor, porque al decir de ellos, no tenĆ­an mĆ”s recursos que brindar.

Otra cuestiĆ³n que fue ventilada por la vĆ­ctima es que las donaciones que han realizado varias personas son controladas por los funcionarios que permanecen en el albergue, hecho que propicia que muchas de las cosas donadas no lleguen a las manos de los necesitados. Al respecto seƱalĆ³: ā€œEl otro dĆ­a vino alguien con muchas cajas y dicen que era una donaciĆ³n buena, pero a nuestras manos no ha llegado, se lo llevaron para el gobiernoā€. 

El testimonio de esta madre cubana pone de relieve la cruda realidad de un paĆ­s en el que los problemas no se resuelven y los afectados por sucesos de esta Ć­ndole solo pueden resignarse a vivir en condiciones deplorables, con la esperanza de algĆŗn dĆ­a mejorar.


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