Lamentablemente, la promesa de Raúl Castro diciendo que el pueblo no sería afectado por las medidas de ahorro energético “te obliga a preguntar si su concepto de ‘pueblo’ incluye a los seres humanos”, comenta Iván Díaz, cliente habitual de la TRD Maravilla, en el Cerro.
El calor sofocante con el que tienen que trabajar ahora los cubanos, debido a que el régimen exhortó a que los establecimientos “aprovecharan” la ventilación ambiental como medida de “ahorro máximo” está provocando un malestar general en la sociedad.
“En locales que venden productos cárnicos el olor resulta repugnante; en peleterías y ferreterías el aire es casi tóxico por los vapores de caucho y plástico. La mayoría de estas tiendas no están diseñadas para recibir ventilación ni iluminación ambiental. Allí sufre el pueblo, tanto vendedores como clientes. Respirar en esos ambientes durante horas imagino que debe atentar contra la salud de la persona” cuenta Díaz.
Las medidas adoptadas para el ahorro, tienen gran impacto en empresas de servicios como Correos de Cuba y la empresa de comunicaciones ETECSA.
Según trabajadoras, que pidieron no ser identificadas, las condiciones de trabajo se han convertido “en un calvario que por extensión perjudica al cliente”
Una operadora de ETECSA, asegura que “ahorrar sin afectar al pueblo, es lo más loco que he escuchado en mi vida”.
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