Los 51 cubanos que se encontraban varados durante varios días en el puente de Reynosa, en la frontera de México con los Estados Unidos, finalmente lograron llegar a territorio norteamericano.
Los cubanos habían acampado en el lado peatonal del cruce, y allí en las más deplorables condiciones, bajas temperaturas, sin baños y sin alimentos, «sobrevivieron» gracias a la ayuda de muchos texanos que cruzaban para darles algo con lo cual pudieran alimentarse.