Una familia cubana asentada en Salvador, la ciudad capital del estado de Bahía en la costa este del país, intenta sobrevivir la pandemia y salir adelante vendiendo panecillos típicos de la región.
Un reportaje especial de la BBC cubrió la vida de Patricia Girbau de 32 años y Fernando Martínez de 28, quienes contra todo pronóstico intentan salir adelante y no tener que regresar a Cuba.
El matrimonio cubano salió de Cuba en el 2019 con su hijo menor dejando a su niña de 10 años con los abuelos en Camagüey ya que no tenían el dinero para llevarla. Emocionados con las historias de un primo residente en Brasil, decidieron vender su casa y con $7 mil dólares en el bolsillo se aventuraron en un viaje por un mejor futuro para todos.
Sin embargo, luego de casi un mes de travesía, al llegar a donde vivía su primo se fueron dando cuenta de que todo no era como esperaban. Contaron al citado medio que ni siquiera pudieron hospedarse con su primo por mucho tiempo porque no tenía condiciones.
Mientras tanto la pareja pudo iniciar un proceso de refugiado con el cual esperan luego poder reunirse con su hija presentando una reclamación.
“En noviembre de este año será un año que estemos aquí. Tenemos que esperar un año más, para entrar en el proceso para que ella pueda venir, sin que nosotros tengamos que ir allí”, dijo Patrícia, esperanzada. Por el momento, el proceso aún está en curso y están esperando el resultado.
La vida no ha sido fácil para los migrantes cubanos, quienes hasta pensaron en regresar, pero gracias a la solidaridad y el apoyo de una lugareña que los acogió han podido salir adelante.
Doña Cica, como la llaman, “no quiso cobrar el alquiler. Porque sabía que era difícil conseguir un trabajo y quería ayudar. Es como una madre para nosotros aquí, tenemos algún problema y pronto corre a ayudarnos”, contó Patricia.
Doña Cica recaudó dinero en Internet para la familia, que lo utilizó finalmente para profesionalizar el negocio de pan que había comenzado Patricia gracias a unas clases de otra buena amiga brasileña, a quien le llamó la atención la historia de los cubanos.
“Lo que más estamos consumiendo en medio de esta pandemia es comida. Me comuniqué con una famosa dueña de una escuela de gastronomía aquí en Salvador, le conté su historia y ella se ofreció a ayudar a Patricia”, relató Doña Cica.
“Ya cocinaba. Pero no pan. Mucho menos pan bahiano. Pero, después de clase, llegué a casa con la receta y los ingredientes y dije hoy es el día, voy a probar. No sé si fue cosa de Dios, pero funcionó”.
Con ayuda del Instagram los cubanos comenzaron a promocionar su pan y empezaron a recibir órdenes.
“Con la venta de panecillos, los cubanos están mejorando las condiciones de vida. Fernando sigue buscando trabajo, y no solo en la zona donde se graduó. El objetivo es quedarse en Salvador, poder pagar el alquiler, las facturas y cobrar el dinero”. Regresar a Cuba ya no es un anhelo.
“Sé que tengo que quedarme aquí, aunque todavía no tengo un trabajo fijo. Espero que en algún momento pase algo. Aquí sí tienes libertad, puedes viajar, dar un paseo, no tiene precio. En Cuba eres un preso. Y la libertad es lo más importante que puede tener una persona. Y es algo que nadie tiene en Cuba”, aseguró Patricia.
En Cuba Patricia era graduada de informática y Fernando licenciado en psicología.