Por el tiempo y el motivo (el verdadero, no el de una simple nota de prensa) que los D-Backs bajaron este domingo a su jardinero cubano Yasmany Tomás, solo se sabrá a medida que pase el tiempo.
Ahora estaríamos haciendo algo parecido a las especulaciones. La verdad, como en todo en la vida, saldrá a la luz y se conocerá a medida que la organización en Arizona actúe alrededor de la situación. Aquí hay algunos aspectos para analizar este movimiento, no exactamente por su trascendencia inmediata, más bien a largo plazo…
Focos del momento: Lo más extraño en este instante es que, luego de la lesión de Steven Souza Jr., virtual cacique para el right field en la venidera campaña (traído de Tampa Bay, después de 30 jonrones, 78 remolcadas y 16 bases robadas en 2017), la oficina central de Arizona enviara a Tomás hacia las Menores. Él estaba conectando para .316/.395/.474 en la Liga del Cactus, nada mal para un seguidor amante al contacto, sobre todo para dejar a un lado su frialdad de apenas dos empujadas, sin jonrones y 11 ponches en 43 visitas al home plate. Por ahora, la opción de los D-Backs podría estar resuelta con David Peralta, un hombre que fijó 1.8 WAR, con .333 BABIP y 104 wRC+.
Inducciones del negocio: ¿Te imaginas ver a Yasmany Tomás como un gran cebo para canjear en julio, durante la fecha límite de cambios? Todo indica que sí. Si Souza Jr. regresa antes de julio y Patrick Corbin, Zack Greinke y Robby Ray mantienen a los D-Backs en la pelea, con Paul Goldschmidt, A. J. Pollock y compañía el problema se podría resolver. Quizás no estés viendo a Tomás con otro equipo para esta misma temporada, pero el negocio indica que Arizona está olfateando la posibilidad de ahorrar su cartera. Esperemos qué sucede de ahora en adelante.
Lo que los Diamond-Backs necesita(ba)n de Tomás: No es que Tomás tenga que suplir los 45 jonrones de J. D. Martínez —aunque lo contrataron por una suma millonaria para eso—, pero Arizona necesitará ese poder de varios de algún volcán. Eso sí, ¡fluido de cualquier manera! Pues, al final, los jonrones se pueden suplir con productividad a nivel de corrido de bases, pitcheo y defensa con calibre de Top-5 en StatCast. A fin de cuentas, Tomás votó 31 pelotas en 2016 y produjo solo 83 carreras. Se ponchó en 136 ocasiones, un numerito que se reflejó en 50 más durante 2017. Teniendo en cuenta que bateó apenas ocho jonrones la pasada campaña, si tuviera que apostar algo, los ponches serían algo seguro en la presencia de Tomás, con al menos 100 para más de 400 PAs.
Un dato para saltar del asiento: No creo que los D-Backs se quieran deshacer de Tomás por un bajo rendimiento realmente. La situación aquí es que, al final, luego de contratarlo en 2015, el hombre no ha rendido al nivel del valor que le pagaron. Menos-2.2 WAR en su carrera es una decepcionante cifra para haber gastado $22.5 millones.
Clave principal después de la primavera: Recuperar, sobre todo, su estado de salud. Después de eso, entonces Tomás tendría la posibilidad de jugar todos los días y, al final, intentar la prueba de fuego que de seguro vendrá en Arizona u otro casillero en el clubhouse.
A mitad de julio, estoy totalmente seguro que Tomás sería un perfecto cebo comercial, en gran medida si él pone numeritos redondos de poder durante la primera parte de la campaña. Algo parece estar claro: Si los Diamond-Backs no retuvieron a J. D. Martínez (el hombre que golpeó 45 jonrones en apenas 119 juegos en 2017), no creo que estén dispuestos a pagarle los $46 millones que le deben a Tomás.
Tener la clave del éxito en sus manos (el bate) es una ventaja para los jugadores de béisbol, pero su destino apenas comienza a partir de ahí. Esperemos que los swings de Tomás sigan sacando pelotas, y que la desconfianza no rodee al toletero natural de San Miguel del Padrón, en La Habana.