Después de una primavera sensacional .344/.365/.541, no pocos pensamos que el calor del madero ardiente de Yulieski Gurriel comenzaría así con los Astros en la temporada 2017: Solo 3 de 24, además de tres ponches y un rodado para double play.
Realmente, esta no es una estación de la temporada, en la cual estemos esperando los mejores resultados individuales, pues apenas comienza el primero de seis duros meses de béisbol al más alto nivel.
¿Cuál ha sido la avería del madero de Yulieski Gurriel? Aquí analizamos sus tendencias:
1. Gurriel está golpeando sin mucha solidez:
Gracias a la valiosa herramienta de FanGraphs Baseball, hemos descubierto que Gurriel ha aumentado en un 3.2 % sus conexiones sin solidez, a diferencia de su experiencia el año pasado. Dos de sus imparables han sido dentro del infield, con únicamente un extra base –en su turno 24- cuando le conectó doble por el prado derecho al relevista de los Marineros de Seattle, Dan Altavilla.
El resultado de su pobre colecta de hits, responde a las pocas situaciones en que ha estado en conteos favorables. Gurriel ha bateado de 5-1 ante el primer pitcheo, y uno de esos fallos fue en un toque de bola en extra innings.
En conteos cómodos como: 1-0, 2-0, 2-1, 3-0 o 3-1, el inicialista cubano ha conseguido solo cuatro turnos, con un imparable (doblete), dos rodados –casualmente en cuenta de 2-0- y un elevado al bosque central. Solo su manera de poner la bola en juego, es lo que nos da la esperanza de que, más adelante, puedan llegar los ajustes y un rendimiento mejor.
2. Demasiados turnos con bolas fuera de la zona:
De 24 turnos, en el 54.16% de las ocasiones Gurriel ha puesto la pelota en juego con bolas alejadas de los tres tercios de la zona de strike: Tiene 0-de-12 en esa situación. Con pelotas adentro del cuadrante de strike, Gurriel batea de 12-3, un promedio bastante bajo.
3. Contra rectas… le ha faltado engrane:
Yulieski ha bateado de 17-2 contra rectas en 24 de sus turnos, y de 9-1 ante pitcheos (recta o sinker) con más de 95 millas. Acumula solo dos ponches, con tres elevados e igual número de rodados. La velocidad le ha ganado a su swing, que en el 55% de esas puestas en juego ha llevado la pelota hacia el lado izquierdo y central.
Deberíamos recordar algo: Gurriel, bateó solo .206 en 69 turnos ante rectas en 2016, por lo que, desde el mismo inicio de esta campaña, él sabía que tenía ajustes importantes que hacer.
4. Halando sin resultados:
Gurriel está halando este año un tanto por encima de su primera muestra en 2016: 44.4% por 42.0%. Eso se debe a la mala selección de pitcheos, un mal que él puede ajustar. Ante los lanzadores abridores, Gurriel sigue siendo muy vulnerable y en el inicio de esta campaña solo acumula un hit, este fue el contacto:
cuenta, 83.1 mph (slider-pegado y bajo) de Danny Duffy: Sencillo por el infield a segunda.
Duffy, que ya le había puesto out con un cambio de velocidad (85.3 mph) en el turno anterior, recurrió a buscar el tercio bajo y pegado del bateador derecho, y Gurriel le pellizcó para soltar un roletazo que no pasó a los jardines. La conexión no tuvo toda la fuerza para remolcar carrera, y las bases se llenaron.
Parece ser que, ante los relevistas, Gurriel tiene mejor ojo de bateo (.364 en 2016), razón que le ha propiciado remolcar muchas más carreras (ocho) que en turnos ante abridores. De no poder revertir esta situación lo antes posible, el inicialista cubano podría ir a la banca (el paso siguiente sería a las menores), de donde le costaría mucho más trabajo regresar.
No obstante, los Astros apostaron por su clase y le contrataron por 47.5 millones, una inversión osada para los 32 años de Gurriel.
Hace una década, el infielder espirituano era una joya en el mercado, era una estrella en el juego dentro de la isla. Pero el tiempo pasó y ahora, diez años después de ese esplendor que vimos en él durante el I Clásico Mundial de Béisbol 2006, ya no es tan compacto.
Esperemos con paciencia, a ver qué en realidad le queda de capacidad al cubano. Tiempo sobra.