Saúl Berenthal y Horace Clemmons protagonizaron las noticias al ganar el permiso del gobierno de Barack Obama de construir la primera fábrica estadounidense en Cuba desde 1959.
Las autoridades cubanas elogiaron sus planes de armar tractores pequeños en la Zona Especial de Desarrollo Mariel al oeste de La Habana.
Pero luego de más de un año de cortejo, el gobierno cubano le dijo a Berenthal y a Clemmons que abandonaran sus planes de construir tractores en Cuba, sin darles ninguna explicación, afirmó Berenthal el lunes.
Hace mes y medio, los primeros tractores comenzaron a salir de la línea de ensamblado… pero en el poblado de Fyffe, en Alabama, que tiene unos 1.000 habitantes.
«La producción de los tractores en Mariel no iba a ocurrir», dijo Berenthal.
Tras dos años de la campaña de Obama para normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba, su iniciativa encaminada a ampliar los vínculos económicos está dando pocos resultados.
Salvo por algunos acuerdos llamativos para grandes marcas estadounidenses, el comercio formal entre los dos países sigue siendo mínimo.
El gobierno cubano mantiene un monopolio en las importaciones y exportaciones y en prácticamente todas las ventas de productos dentro del país, lo que convierte a la burocracia estatal en el árbitro final de los negocios que se concretan.
Obama ha implementado seis rondas de regulaciones que hacen perforaciones en el embargo comercial que Estados Unidos le impuso a Cuba hace medio siglo, las cuales ya permiten importaciones y exportaciones, ventas al gobierno socialista e inversión estadounidense limitada en la isla.
Cuba ha autorizado que operen en su territorio los hoteles Starwood, el servicio de reserva de viviendas Airbnb y 10 aerolíneas de Estados Unidos.
Las autoridades cubanas culpan a las cláusulas restantes del embargo como el verdadero obstáculo a un mayor comercio con el país norteamericano, y constantemente critican lo que llaman «el bloqueo».
Los observadores hacen notar que el pequeño pero creciente sector privado de Cuba ha podido florecer y producir decenas de miles de empleos nuevos a pesar de las constricciones del embargo.
Una cantidad incalculable de millones de dólares ha fluido a Cuba en los últimos dos años, la cual ha financiado miles de nuevos hostales pequeños con desayuno incluido y decenas de nuevos restaurantes en la capital a medida que el deshielo con Estados Unidos desata un auge en el turismo hacia la isla.
«El gobierno cubano está utilizando el interés que tienen las empresas estadounidenses como el cebo para atraer el interés de las compañías de otros países», dijo John Kavulich del Consejo Económico y Comercial entre Estados Unidos y Cuba, un grupo privado que produce análisis de las perspectivas de comercio entre ambos países.
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