Nostalgia: El Perricone’s Marketplace & Café, el preferido de muchos en Miami, cerrará sus puertas de manera definitiva

Cerrará sus puertas de manera permanente uno de los restaurantes más queridos de Miami, el Perricone’s Marketplace & Café, tras 27 años dentro de la preferencia de la comunidad, informó Miami New Times.

El restaurante, uno de los más populares de Brickell, organizó innumerables reuniones familiares, cumpleaños importantes, despedidas, aniversarios, graduaciones y fiestas de jubilación en sus jardines, otra de sus amenidades el porche delantero, era un lugar de obligada visita para los profesionales de este distrito miamense tras el horario de oficina.


El Perricone’s Marketplace & Café cerrará de manera definitiva el próximo jueves 16 de mayo, tras la intensa batalla de su propietario por hacer este restaurante rentable tras la pandemia de Covid-19.

«Estamos tremendamente tristes de decir adiós a nuestros fieles clientes después de casi tres décadas, pero también estamos muy orgullosos de que nuestro restaurante haya sido el escenario de muchos de sus recuerdos especiales. Fue un privilegio que nunca nos tomamos a la ligera», explicó el propietario y fundador Steven Perricone.

Perricone reveló que fue una decisión muy difícil de tomar, y aunque estuvo a punto de cerrar por el ya lejano 2020, a causa de las restricciones de la pandemia, no lo hizo, pero ya es momento, sostuvo.

«Han pasado apenas 28 años desde que he estado abierto en las dos ubicaciones», recuerda con nostalgia.

El restaurante abrió sus puertas por vez primera el 16 de octubre de 1996, en el corazón del barrio Brickell de Miami, emplazado adyacente a un parque citadino, en un entorno inspirado en la Tavern on the Green de la ciudad de Nueva York en Central Park.


Perricone’s y el mercado gourmet de aspecto rústico se inauguró en un momento en que los edificios de oficinas dominaban el paisaje y el vecindario aún no se había aburguesado.

«Todos pensaban que estaba loco, especialmente cuando abrimos para la cena. Los amigos me advirtieron que perdería la camisa en esta empresa», rememora el propietario.

«De alguna manera, en mi corazón, sabía que estaba creciendo un sentido de comunidad en Brickell. Y tenía razón. La comunidad emergente que sintió a finales de los ’90 se convirtió en su base de seguidores leales, e igualmente en empleados leales, que lo han apoyado durante las últimas casi tres décadas. He tenido empleados desde hace mucho tiempo, algunas personas maravillosas trabajando conmigo. Y varias de esas personas estuvieron conmigo el tiempo suficiente como para avisarme de que se iban y se jubilaban», contó el dueño entre risas.

«Nunca pedí a nadie que hiciera algo que yo no haría.Tuve gente maravillosa que fue capaz de administrar el negocio conmigo de la manera que yo quería. Siempre quise que se sintiera como un pequeño lugar familiar. Los invitados siempre estuvieron atendidos. Esa fue la mejor parte de mis 28 años: la gente que conocí y los amigos que hice a lo largo de los años», puntualizó.



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