Barack Obama lamentó no haber podido cerrar la «maldita» prisión en la Base Naval de Guantánamo (Cuba), que Donald Trump, por su parte, quiere mantener y ampliar.
«En lo que respecta a Guantánamo, es verdad que no he sido capaz de cerrar la maldita cosa por las restricciones que el Congreso nos ha impuesto. Lo que también es verdad es que hemos reducido mucho la población reclusa», afirmo en su primera rueda de prensa tras la victoria de Trump.
Obama afirmo que continuarán las transferencia de presos a terceros países hasta que se formalice el traspaso de poder el próximo 20 de enero, con lo que podrían quedar en la prisión menos de los 60 internos actuales.
Estos serían los internos que están a la espera de juicio o son considerados demasiado peligrosos, pese a no poder presentar pruebas en su contra al haber sido obtenidas bajo tortura.
«Hay un grupo de gente muy peligrosa contra las que tenemos pruebas sólidas de que han cometido actos terroristas contra los Estados Unidos, pero por la naturaleza de las pruebas es muy complicado ponerlos ante un tribunal», dijo Obama.
Con ese número de presos no es posible que se cierre por completo la prisión, con lo que Trump, que prometió llenar el penal, aprovecharía este limbo legal criticado por organizaciones de derechos humanos a nivel mundial.
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