El galán de telenovelas cubano William Levy habla sobre sus primeros 15 años de vida en su natal Cojimar, pequeña localidad pesquera perteneciente al municipio habanero de la Habana del Este, asegurando que la pobreza y miseria que vivió en esa etapa de su vida hicieron que tuviera los pies bien puestos en la tierra, sin perder el rumbo con la fama alcanzada en su exitosa carrera en Estados Unidos.
En su serie documental “Mi Vida”, de Canela.TV en el canal de YouTube de Levy, diferentes celebridades de la industria del entretenimiento relatan pasajes significativos de su vida privada y profesional en 10 episodios independientes, con el eslogan “La historia detrás de la fama”. Uno de los capítulos estará protagonizado por William Levy donde contará detalles de su vida personal y profesional en algunos momentos de su vida y sin filtros.
El capítulo destinado al galán cubano, tendrá una duración de 1 hora y estará hablando sin filtro de pasajes importantes de su etapa en Cuba, en su natal Cojimar y de su vida en Estados Unidos, sus inicios en el modelaje y la actuación y también de su relación con Elizabeth Gutiérrez, madre de sus hijos.
“Era un niño bastante introvertido, de los que no le gustaba opinar de nada, prefería siempre escuchar. Era muy diferente a lo que soy hoy en día”, comenta Levy al inicio de su entrevista.
“Recuerdo una vez que mi tío vino de visita de Rusia y nos trajo los primeros juguetes que tuvimos. Un juguete que era un camioncito de tierra y yo me pasaba el día entero en la tierra con el camioncito. Me recuerdo robando mangos, recuerdo a mi vecina…”, dijo emocionado al hablar de su niñez en la isla.
De pequeño Levy reconoce que acostumbraba a andar “con la gente más mala del barrio” hasta que un día su abuelo le dijo: “Enséñame a tus amigos y te enseñaré tu futuro”. “Con el tiempo, me he dado cuenta de que tenía mucha razón con eso. Hoy en día es lo que le inculco a mi hijo”
De niño cuenta el actor que practicaba el deporte de clavado en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) “Mártires de Barbados”, teniendo que abandonar esa práctica por su condición de asmático, pero continuó en el béisbol como diversión.
Una de sus anécdotas personales refleja la realidad de Cuba cuando dijo:
“Una de las cosas que más me impactó cuando era niño fue cuando pasé por un restaurante y no pude entrar porque era cubano. Ahí empecé a preguntarme muchas cosas”, “Sentías las ganas de conocer la libertad, de llegar a un lugar donde tú puedas elegir qué quieres hacer y puedas lograrlo y ayudar a tu familia. Poder levantarte, abrir el refrigerador y elegir qué quieras comer, es algo que no pude hacer hasta los 15 años”, edad en que llegó a Estados Unidos con su familia:
“Viajar en familia marcó mucho mi vida. Los primeros meses lloraba todas las noches por mi abuelita, pero son de las cosas que hoy día agradezco”
Sobre su vida en Cuba dijo le sirvió para adaptarse a cualquier situación:
“Yo nunca me quejo, trato de acomodarme a donde estoy, y hacer lo que haya que hacer”, agregando que esas vivencias lo enseñaron a mantenerse “con los pies en la tierra”, “Cuando era niño éramos 11 en una casa de dos cuartos (…) A pesar de que a veces no teníamos ni qué desayunar, no sentábamos todos juntos a tomarnos un vaso de agua con azúcar”