Cada semana se detecta una nueva agresión contra el patrimonio local, según especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC), afirma el medio de prensa estatal 5 de septiembre.
La fuente oficial agrega que “tales episodios se acomodan peligrosamente en la vida diaria y a estas alturas son considerables los daños registrados. Algunos vienen de la mano de la inocencia o el desconocimiento, mientras otros cargan las más nocivas intenciones”.
En Cienfuegos esta ola de ultrajes son producto del vandalismo y robo contra significativas construcciones de la ciudad, asegura la fuente, que añade-despiertan gran preocupación en la comunidad.
Por ejemplo al edificio La Catalana, que es un monumento local, le fueron sustrayendo poco a poco rejas, pisos de mármol, ladrillos, guardavecinos; una escultura de bronce de Dionisio Gil, patriota dominicano, perdió el machete, y al representativo hotel La Suiza hace recientemente le quitaron a martillazos los mosaicos.
Otros daños ocasionados se registran en la pluma sostenida por el símbolo de la República, la cual ya se ha restaurado en cuatro ocasiones, se reportan también perjuicios en la escultura de José Martí, piezas que han sido trabajadas en mármol de Carrara, que es vulnerable a los impactos sólidos.
Y otras averías causadas al patrimonio cultural de la ciudad, que ponen en riesgo la condición universal del Centro Histórico Urbano de Cienfuegos.
La jefa del Departamento de Investigaciones Históricas Aplicadas, de la OCCC, Mery Berta Pérez Lorenzo, precisamente en su conversación con el medio oficial ha dicho algo que ilustra un poco en lo concerniente a este tipo de actos.
“El centro de las agresiones radica en el desconocimiento de lo que atesora la ciudad. Cuando no se conoce la historia, simplemente se agrede”.
Y es que no sólo se desconoce la historia, sino que también lo poco que se conoce se rechaza, el régimen cubano se ha apropiado de la historia cubana y la usa a su conveniencia, esto produce que las personas no se sientan identificados con símbolos patrios ni monumentos históricos, y a su vez no se sienten motivados a cuidar las ciudades, porque hay un desgarramiento de la conciencia política e histórica, que al mismo tiempo produce una enorme crisis de valores tanto en los mayores como en los más jóvenes.
Esto quizá es lo que no alcanza a ver la fuente estatal de prensa, porque la miopía acerca del funcionamiento social ha sido inoculada por el gobierno.
(Con información de www.5septiembre.cu)