Donald Trump anunció el viernes pasado su nueva política hacia Cuba en un muy esperado discurso en la Pequeña Habana.
Antes de Trump, importantes figuras en la comunidad cubanoamericana pasaron semanas haciendo ruido en los medios y declaraciones de lo duro que serían los cambios para la dictadura en Cuba.
Pero ¿son realmente duros los cambios anunciados por Trump? Vamos por parte.
El centro de la nueva política de Trump es eliminar los fondos a los militares en Cuba en especial al grupo GAESA que controla gran parte de la economía cubana. Pero como todo en política hay que mirar la letra pequeña y no al discurso y la fanfarria.
A la vez que se anuncian medidas contra el grupo GAESA, la orden prevee excepciones para el pago de las tasas en aeropuertos y puertos marítimos aunque estos estén controlados por fuerzas militares o de seguridad cubanas, garantizando así que continué todo como esta.
La nueva política igualmente excluye del cumplimiento de dichas sanciones a transacciones relacionadas con la renta de habitaciones en casas particulares, como las que ofrece Airbnb; así como el envío de remesas a través del sistema financiero cubano, interrelacionado con compañías bajo el control de los militares.
La orden, diseñada por la administración Trump, ya sea por desconocimiento o manipulación (No se cual de las dos es peor) pasa por alto que la economía en Cuba es completamente centralizada y todas las empresas y organismos son propiedad del estado. Esto significa que no importa por donde entren las divisas de Estados Unidos, terminarán siempre en el mismo lugar, financiando los organismos de represión mientras la ciudad se cae a pedazos.
Otro aspecto de la «nueva» política de Trump son las auditorías a las personas que viajen bajo las 12 categorías autorizadas, pero ¿cómo piensan llevar a cabo esas auditorias? El mismo gobierno estadounidense no sabe cómo. Una vez en Cuba será imposible para el gobierno saber si alguien se tomó un mojito en la playa en un quiosco controlado por el propio GAESA o fue a un intercambio en una universidad.
En la nueva política de Trump hacia Cuba, fue más duro su discurso que las medidas reales, fue más la melodía para los oídos de los presentes en el teatro Manuel Artimide que el daño real a la dictadura en Cuba.
Trump le acaba de garantizar a Raúl Castro un retiro tranquilo y sin contratiempos aunque el discurso parezca otra cosa.
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