Durante la temporada de huracanes que comienza oficialmente el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre normalmente se forman diferentes eventos meteorológicos en las zonas del Océano Atlántico, Marc Caribe y el Golfo de México. Sin embargo, según los expertos consideran que hay un día en ese período donde hay un elevado por ciento para la formación de los ciclones tropicales y ese es el 10 de septiembre.
En el día de hoy los radares pueden detectar gran actividad de formaciones en cualquiera de las áreas descritas atendiendo a las condiciones climáticas que por estos días se desarrollan. Por lo general desde la mitad de agosto hasta la mitad de octubre las probabilidades de formación de los huracanes aumentan en un 87% los que llegan a ser categorías 1 y 2. Pero el 96% de los días el riesgo aumenta con la formación ciclones categorías 3, 4 y 5, de acuerdo a los criterios de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Son varias las circunstancias que provocan que este día del año se generen varios sistemas que pueden ser potencialmente peligrosos. Entre ellas podemos resaltar las temperaturas del mar y el cambio de velocidad del viento. Este último caso se le conoce como cizalladura del viento que no es más que un cambio fuerte en la dirección o intensidad del viento que se produce en distancias cortas. A principios de la temporada la cizalladura comienza a disminuir progresivamente y a finales de agosto alcance su punto más bajo provocando así que se formen las tormentas tropicales con mayor facilidad.
Otra de las circunstancias permite que el día de hoy sea el más activo de la temporada ciclónica es la temperatura del agua. Sí, las temperaturas del agua en esta época del año son bastante elevadas y favorece la actividad ciclónica, las aguas calientes de la superficie marina contribuyen a incrementar la humedad en la atmósfera.
Tanto el cambio de velocidad de los vientos como el aumento de la temperatura del mar son factores claves para la formación y desarrollo de las tormentas y ciclones tropicales provenientes de la costa africana.
«Los huracanes comienzan simplemente con la evaporación del agua de mar caliente, que bombea agua a la atmósfera inferior. Este aire húmedo es arrastrado hacia el cielo cuando los vientos convergentes chocan y giran hacia arriba. A mayor altitud, el vapor de agua empieza a condensarse en nubes y lluvia, liberando calor que calienta el aire circundante, provocando que también se eleve», destaca la NOAA en su sitio web.
Esta actividad ciclónica que se avizora bastante activa este año comenzará a disminuir a partir del 30 de noviembre cuando oficialmente termina la temporada ciclónica, debido a que los mares vuelven a tener aguas más frescas típico del otoño y la cizalladura del viento aumenta considerablemente.
Este año la NOAA prevé una marcada actividad de las tormentas tropicales y anunció hace varios meses atrás que podrían generarse entre 17 y 25 tormentas con nombres, varias de ellas lograrían convertirse en poderosos huracanes de gran intensidad y peligrosos para la región de las Américas.