Julia de la Rosa es propietaria de una histórica casa en un vecindario de La Habana, que después de ser expropiada a los dueños legítimos, ella compró al gobierno de Cuba.
Ahora, los turistas pueden disfrutar de esta casa, que además de ofrecer alojamiento tiene una piscina que rentan para actividades, reporta el portal de noticias LOcal 10 News.
Y aunque todo parece en orden, De la Rosa, y muchos otros empresarios de la isla, temen que los avances que se han alcanzado entre La Habana y Washington, y los que aún están en camino, se puedan truncar por la gestión del presidente Trump.
Ante esta situación, más de 100 empesarios cubanos firmaron una carta para pedirle a Trump que continuara apoyando las relaciones bilaterales.
Uno de ellos aseguró que atravesaban un momento en el que podría haber muchas ganancias para mabas partes, e incluso, los negocios podrían abarcar otros sectores.
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