Retornan a Cuba los productos rusos: ¿Volverán los ’80?

Retornan a Cuba los productos rusos, según informó la estatal Prensa Latina, la casa comercial RusMarket se prepara para inaugurar su primera tienda en La Habana, en el mes de diciembre.

El director general de la compañía, Alexander Belchikov dijo a Ria Novosti, agencia de prensa con sede en Moscú, que «el proyecto está pensado a largo plazo e incluye la apertura de la primera tienda de productos rusos en la isla».


Dado que «la mayor parte de la población cubana recuerda estas mercancías, por lo que crearemos una empresa conjunta que comenzará a funcionar antes de que finalice el 2023», agregó.

Asimismo explicó que pretenden ampliar la gama de productos, y no limitarla solamente al área de los alimentos, que en una etapa inicial busca suministrar a la capital cubana con productos enlatados, lácteos, carne, bebidas y confituras.

Entre los planes también está llevar a Cuba para su comercialización, repuestos para automóviles, maquinaria, materiales de la construcción, equipos, textiles y productos electrónicos rusos.

Para Belchikov, las relaciones cubano-rusas están experimentando un auge, que incluye no solo contactos intergubernamentales, sino también la participación activa del sector empresarial, con gran interés en la cooperación entre ambas naciones.

«Queremos introducir productos rusos en el mercado cubano y de la misma manera servir como puerta de entrada a Rusia para los productos cubanos; nuestra empresa pretende convertirse en un vínculo entre los dos países», aseguró el directivo.


El anuncio de la prensa oficialista les recordará a muchos el subsidio millonario del Kremlin al régimen de Fidel Castro entre 1970 y 1990, cuando la Isla se inundó de productos soviéticos.

La generación de Bolek y Lolek, aquellos cubanos que hoy tienen 50 años o más todavía recuerdan incluso con nostalgia las latas de carne rusa, las confituras, y la bonanza de los años de dependencia de la URSS.

Sin embargo, los millenials cubanos, los que nacieron a fines del ’80 o al principio de los ’90 con el crudo Período Especial, para quienes emigrar ha sido la única solución para salir de la miseria, o incluso las generaciones más nuevas no tienen ningún apego a la cultura o al modo de vida ruso.

Debido a la escasez y a la falta de oportunidades los nacidos después de los ’90 sin duda han sido los más difíciles de adoctrinar, y a quienes no podrán seducir con mercancía rusa, porque han abierto demasiado los ojos en medio de la descomposición de un sistema fallido. Y aunque los estantes se llenen, la aparente opulencia será solamente para quienes puedan pagarla, la brecha de desigualdades se profundizará más, porque los ’80 ya no volverán, como tampoco lo harán las subvenciones soviéticas.

Como bien escribió el filósofo griego Heráclito de Éfeso «no es posible bañarse dos veces en el mismo río, porque nuevas aguas corren siempre sobre ti».

Queda por decirle a los nostálgicos que el mundo ha cambiado, y lo que se gesta según opinión de muchos expertos, es una transformación económica con el modelo y la asesoría rusa, que sólo seguirá beneficiando a la cúpula militar castrista y a su cercano círculo, sobre el empobrecimiento del grueso de la población.


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