Recientemente se publicó en Facebook una foto del costoso hotel K-23 que se encuentra en el corazón del Vedado. La imagen ha traído como consecuencia una serie de planteamientos en favor y en contra de la misma teniendo en cuenta lo que significa para los cubanos una construcción de este tipo en medio de las carencias de la isla.
El inmueble que está a punto de culminar sus obras constructivas y de decoración se ubica en un entorno urbanístico de características modernas, pero no ha estado exento de varias críticas entre la población por quebrantar varias normas debido a su altura y algunos aspectos desde el punto de vista de los requerimientos arquitectónicos.
El usuario de Facebook Alejandro Cruz publicó una imagen del K-23 acompañado de un mensaje que divide las opiniones en ambos bandos. «En el epicentro de nuestra querida ciudad, se alza este coloso de cristal y acero. Algunos lo debaten, pero ¿realmente hay algo que debatir? ¿Y tú? ¿Te unes al coro de aplausos o al murmullo de los críticos?», escribió el cubano.
Los usuarios en el ciberespacio no dudaron en emitir sus criterios al respecto entre ellos el arquitecto Carlos Manuel González Baute quién arremetió contra la obra turística. «¡Qué enajenación tan grande! ¡Con la miseria del pueblo cubano celebrando tal despropósito urbano!», criticó Carlos.
En correspondencia Ricardo Castillo escribió una de las opiniones más explícitas para hacer llegar su mensaje a quienes no ven lo complejo del tema. «Que ese edificio sea alto o bajito, feo o bonito es lo de menos. Lo demás son otras cosas; es lo innecesario e inútil en estos tiempos; hacerlo contra normativas, regulaciones y sabiendo que demorará muchísimo para pagar su coste; insistir en él, sabiendo que hay otros hoteles que desde hace años apenas se llenan», explicó Castillo.
Cuestionó además la idea del estado en construir este hotel habiendo otros de la nación que tienen mucha más historia y sin embargo poseen importantes problemas de mantenimiento.
Por otra parte, existe quienes defienden a capa y espada la imponente edificación como es el caso de Yusimi Cobas quien lo calificó como auténtico. «Auténtico, emblemático, llamativo que es lo más importante. Ningún hotel empaña a otro, al contrario, cuando está ahí, y lo hicieron así, es porque tiene un significado diferente», refiere la mujer.
Gloria Valverde MSc. en Ordenamiento del Territorio Urbano también salió en defensa del proyecto. «Esa parte de la ciudad requería otro hito volumétrico… sin la inversión extranjera no pudiéramos gestionar ese suelo urbano costoso y complejo», dijo la máster.
Desde que se comenzó a construir este imponente hotel, han surgido diversos comentarios y preocupaciones en las redes sociales sobre la calidad del hormigón utilizado y la seguridad y salud de los trabajadores involucrados en la obra, así como el brillo que emiten los cientos de cristales que posee y que generan molestias en los ojos de los conductores que transitan por la avenida 23, lo que puede traer como consecuencias accidentes automovilísticos.
La construcción del hotel se ha visto es una forma en que el gobierno intenta atraer turistas y generar ingresos para la economía. Sin embargo, la construcción de hoteles no es una solución a largo plazo para los problemas económicos del país. Los cubanos a través de los años han manifestado desde sus diferentes formas la falta de alimentos, las escaseces de productos de todo tipo, la poca atención médica, entre otros.
El régimen apuesta por el desarrollo turístico, aunque se sigan derrumbando los edificios y casas de los cubanos de a pie, muestra de ellos fue son las estadísticas de la propia Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) que corrobora que el régimen invirtió cuatro veces más en hoteles y restaurantes que en Salud Pública y Asistencia Social en el primer semestre de 2023, destinando un total de 2.325.3 millones de dólares administrado por el Grupo de Administración Empresarial de las FAR (GAESA).
