Según los fiscales federales, un trío de cubanos ha recibido veredictos individuales por participar en tráfico sexual y varios otros delitos dentro de los establecimientos de clubes de striptease ubicados en la región de Houston, Texas.
Rasiel Gutiérrez Moreno, de 38 años, recibió una condena de más de 17 años, mientras que Hendry Jiménez Milanés, de 39 años, recibió una pena de 10 años. En cambio, Rafael Mendoza Labrada, de 29 años, fue condenado a una pena equivalente a más de dos años por el tiempo ya cumplido.
Según el Departamento de Justicia, a Moreno se le ordenó entregar una suma de $451,298 en fondos de restitución, mientras que a Milanés se le pidió que pagara $359,108.
“Estos traficantes de personas aterrorizaron a las mujeres migrantes, utilizando los clubes de striptease de Houston combinados con amenazas psicológicas y violencia sexual para su beneficio financiero personal”, dijo el fiscal federal Alamdar Hamdani. “Las víctimas llegaron a Estados Unidos en busca de una nueva vida, eran especialmente vulnerables y los acusados se aprovecharon de eso”.
Moreno admitió su participación en el tráfico sexual y los viajes interestatales para apoyar empresas criminales, una declaración de culpabilidad que hizo voluntariamente.
Según los fiscales, confesó haber transportado mujeres de Cuba a los Estados Unidos y haberles extorsionado $30,000 en tarifas excesivas de contrabando. Luego, las mujeres fueron obligadas a trabajar en clubes de striptease de Houston, incluido Michaels’ International, donde fueron obligadas a participar en actividades sexuales con los clientes, según lo declarado por las autoridades.
Según los fiscales federales, se alegó que Moreno no solo retuvo los ingresos por ventas, sino que también confesó haber obligado a un mínimo de 20 mujeres a trabajar en los clubes. Además, admitió haber ejercido control sobre una mujer específica. Moreno se jactó descaradamente de sus acciones violentas hacia varias mujeres y sus familias.
El año pasado, Milanés admitió su culpabilidad por participar en actos de coerción y seducción, mientras que Labrada confesó haber cruzado las fronteras estatales para apoyar el crimen organizado.