En entrevista con Magdalena La Pelua para TV Martí, la actriz cubana Susana Pérez le abrió las puertas de su casa en la ciudad de Miami a la humorista, y le hizo diversas confesiones, mientras cocinaban buñuelos, un postre típico de la Isla.
La popular actriz que lleva 12 años viviendo en el sur de la Florida, le confesó a Judith González, quien encarna el carismático personaje de Magdalena, que en Cuba tuvo que hacer tamales durante un tiempo para sobrevivir.
«¡Ay mi amor en Cuba yo hice tamales para vender, siendo Susana Pérez!, y mi mamá que en paz descanse me decía: Yo no quiero que nadie sepa que esos tamales lo haces tú. Y yo le decía niña pero al contrario tú lo que tienes que decir que los hice yo para que me los compren…y es verdad que me los volaban», contó.
Susana contó tuvo que hacerlo en pleno Período Especial, cuando se acabó la telenovela Las huérfanas de la Obra Pía, y se quedó sin trabajo, ya que entre una producción y otra había que esperar.
Pérez también reveló que tuvo una paladar en su casa, de una sola mesa, cuando eran ilegales los negocios privados en la Isla.
«Y déjame decirte que tenía unos clientes de la Embajada española que les gustaba ir cuando había apagón, con el trabajo que pasaba para iluminar todo aquello, pero metía unas iluminaciones mama, que ni Carmelo Ruiz el iluminador del ICAIC», bromeó la actriz.
Susana quien tuvo una exitosa carrera en Cuba, donde trabajó en el teatro, cine y televisión por cuatro décadas, le confesó a Magdalena que estuvo casi 20 años ganando entre 100 y 163.00 pesos cubanos mensuales.
La artista dijo que aunque fue duro trabajar en la Isla por tan poco y demás, ella no llora, porque considera todo lo que pasó como «acumulación de experiencia», y para convencerse a sí misma de que no quería continuar viviendo en Cuba.
«Me pasó como en los matrimonios que uno llega muy ilusionado y a medida que va pasando el tiempo te vas decepcionando y cada día te decepcionas más, y el amor que pudiste haber sentido en algún momento se convierte en odio, en algo que no puedes entender qué haces ahí», expresó Susana en alusión a lo que le sucedió con el proceso revolucionario en Cuba, «o como lo quieran llamar», acotó.
«Yo admiro a todo el que allá se atreve a disentir, a hablar, a decir, a pintar, a protestar, lo admiro porque el miedo es tan grande el que tú tienes, además yo sentía que podía perder tanto, mi trabajo que era lo único que me sostenía en la vida, no económicamente sino que me sostenía el alma, que sencillamente si fui pusilánime en ese sentido, pero es lo que me tocó vivir…».
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