De acuerdo a la información ofrecida por la policía de Sweetwater, este miércoles en horas de la noche se produjo el arresto de una mujer que se presume abandonó una peluquería el pasado mes de septiembre sin efectuar el pago correspondiente al servicio recibido.
Específicamente el 6 de septiembre la sospechosa, identificada como Heidys Guzmán, de 37 años, se presentó en el salón de belleza «Yanka’s Hair Extension», situado en el 10780 W Flagler St, en Miami, sometiéndose a un procedimiento bastante complejo, consistente en la colocación de extensiones de cabello, que demoró alrededor de cuatro horas.
Sin embargo, cuando las empleadas y la dueña del negocio le comunicaron el costo del servicio, Guzmán comenzó a discutir con ellas, asumiendo un comportamiento en extremo desagradable e irrespetuoso, del cual se aprovechó para salir del local sin realizar el pago requerido.
Actualmente, enfrenta cargos de robo en tercer grado y agresión, en correspondencia con lo consignado en los registros de la prisión. Además, este jueves deberá comparecer a una audiencia en la corte a los efectos de que se le fije una fianza.
La dueña del emprendimiento, nombrada Yanka Castillo, le dedicó unas sabias palabras a la acusada, alegando: «Que pare de hacerle daño a las personas (…) que cambie ese estilo de vida».
Cuando se suscitó el lamentable incidente, Castillo, quien llevó a cabo el procedimiento estético en cuestión, reveló al equipo de Telemundo 51 que la mujer había solicitado la colocación de 80 piezas de extensiones de cabello con una longitud de 24 pulgadas, un servicio sumamente exclusivo cuyo costo asciende a 1,195 dólares.
Luego de tener conocimiento de la captura de Guzmán por parte de las autoridades y de observar la imagen de ella que aparece en el registro de arresto, Castillo estableció contacto con el citado medio de noticias, expresando: «Se pintó el pelo de negro para que no la reconocieran, por lo menos no disfrutó el rubio tan lindo que le había quedado».
Parte de la controversia suscitada aquel día quedó captada por las cámaras de vigilancia instaladas en el establecimiento. Según lo expuesto por la dueña del negocio, la clienta se mostró feliz con los resultados del procedimiento y, cuando se le instó a pagar por el mismo, aportó un statement bancario en lugar de una tarjeta física.
Acto seguido, Castillo le comunicó que solo aceptaba transacciones con tarjetas físicas y que si se trataba de una tarjeta de crédito, era preciso enseñar una identificación. Entonces Guzmán al parecer se negó a cumplir con dichas exigencias para materializar el pago y ello desencadenó una disputa que escaló en intensidad rápidamente, a tal punto que la dueña decidió llamar a la policía, pero la acusada intentó arrebatarle su teléfono móvil para impedirlo. Tanto Castillo como sus trabajadoras le dijeron que debían retirarles las extensiones, pero Guzmán no accedió. La situación se agravó cuando la clienta empujó a la dueña para tratar de irse sin pagar, de conformidad con lo revelado por la policía.
A pesar de los ingentes esfuerzos realizados por la dueña y sus empleadas para evitar que Guzmán abandonara el local, esta finalmente logró hacerlo.