Aparece en redes sociales una foto de un tubo de picadillo de pollo descongelado en el perfil de quien se identifica como Liborio en Twitter, producto que ofertan en Cuba a la poblaciĆ³n y que causa repulsiĆ³n.
Liborio, cuenta con mĆ”s de 29 mil seguidores en esa red social, acompaĆ±Ć³ la desagradable imagen con un mensaje:
āĀ”Sufran gusanos! Esto no lo encontrarĆ”n en Miami: āpolloā molido. Los niƱos cubanos de hoy recordarĆ”n con nostalgia este delicioso plato. CortesĆa del @PartidoPCCā, ironizĆ³.
Un usuario al ver la imagen comentĆ³:
āEso es us asco. 70 % de agua y 30%de residuo del pollo. PurĆ© de pollo entero: patas cabeza plumas y mondongo, menos la pechuga. Eso no estĆ” apto ni para dĆ”rselo a un puercoā
Y aunque es un producto en extremo nauseabundo de no se sabe de quƩ parte del pollo es elaborado; el picadillo de pollo es uno de los pocos alimentos que los cubanos pueden acceder aunque no es tan barato.
El alimento en Cuba es uno de los graves problemas que enfrenta cada dĆa la poblaciĆ³n cubana.
La periodista Julia Osendi, acudiĆ³ a sus redes sociales publicando un texto con palabras reflexivas, Ā segĆŗn ha manifestado siente una gran decepciĆ³n al creer que existirĆa un mejor futuro para los cubanos.
āMe acabo de despertar porque dormir quizĆ”s es la mejor manera de alejarse de esta realidad que abruma, que aturde, que enfurece. Hace 46 aƱos estaba yo con los dolores de parto de Javier, mi hijo mayor. No se podĆa llegar al hospital Sagrado CorazĆ³n porque todos los caminos estaban cerrados por la multitud que vanagloriaba a la revoluciĆ³n en el desfile del primero de mayoā, agregando:
āPero bueno, no es de Javier precisamente de lo que querĆa comentarles. Es del primero de mayo, ejemplo fiel de lo destruido que estĆ” mi paĆs. El primero de mayo era una fecha sinĆ³nimo de alegrĆa, de vida, de prosperidad. En las buenas y las malas, los cubanos desfilaban y siempre existiĆ³ la esperanza de un futuro mejor. Se luchaba por un futuro mejor. Se confiaba en un futuro mejor. Amigos mĆos… la esperanza era verde y se la comiĆ³ un chivoā, lamento.
āHasta el triste pollo que apenas alcanzaba, estirĆ”ndolo, para dos comidas, nos lo quitaron. Del famoso āpaqueteā que nos venden, bien caro por cierto, ya nos quitaron una botella de aceite de las dos iniciales. Lo mismo con el paquete de perritos. En la carnicerĆa, por la canasta bĆ”sica, solo venderĆ”n los poquitos huevos que no alcanzan para una semana y Āæ picadillo? y mortadella incomibles, asquerosos, que ni mi gata quiere comerā, concluyĆ³ Osendi en su escrito.