Probablemente quizás usted no lo sepa, pero en La Florida se encuentra la mayor reserva de especies nativas de orquídeas en todo Estados Unidos y se ubican en el Pantano Fakahatchee, donde se dan como en ninguna otra zona del país. Quizás por ese motivo la escritora Susan Orlean lo visitó y de allí nació la inspiración para su novela El ladrón de orquídeas.
Los amantes de las orquídeas acuden para ver a estas extraordinarias flores en su propio hábitat que es un pantano superficial, único de su tipo en Estados Unidos. Sin embargo, con el paso del tiempo Fakahatchee ha ido perdiendo algunas variedades de orquídeas por la acción negligente de personas y también por la tala de cipreses, el hábitat preferido de algunas especies.
Los científicos de la Florida pensaron que podían repoblar con un buen trabajo botánico las dos especies perdidas: la variedad llamada comúnmente orquídea tarro de vaca y la conocida por su nombre científico Epidendrum acunae. La realidad les demostró que era urgente localizar otras especies cercanas, pero lo que no sabían era dónde podían localizarlas.
Cuba, fue ese lugar que tanto buscaban. Por eso pidieron la colaboración urgente de botánicos cubanos, porque las dos especies se encontraban en el occidente de la Isla. La colaboración era más que necesaria, aunque afirmaron que los resultados podrían tardar hasta 10 años para que volvieran a crecer las orquídeas perdidas en la Florida.
Cuba, la salvación para muchas orquídeas en Estados Unidos
A pesar de las tensas relaciones bilaterales que vive la Isla y Estados Unidos, promovidas por la actual administración de Donal Trump, el proyecto de recuperación de las orquídeas nativas en Estados Unidos continúa y seguirá hasta el 2021, pues aún quedan monitoreos, investigaciones e intercambios entre botánicos de ambos países.
Las semillas donadas por Cuba serán vitales también para impulsar el desarrollo de especies en el Jardín Botánico de Atlanta. Desde el Centro de Servicios
Ambientales de Matanzas se trabaja intensamente para preparar semillas de
las especies Bulbophyllum pachyrachis, Brassia caudata y Macradenia lutescens que luego serán trasladadas hacia Estados Unidos.
Leyani Caballero, investigadora del Centro de Servicios Ambientales de Matanzas (CSAM), ha dicho que el trabajo seguirá, sobre todo “la exportación de las semillas,
con todos los permisos requeridos, lo cual contribuirá a la recuperación de las orquidáceas y su reintroducción en hábitats naturales de la nación norteña, y también para exhibirlas en el Jardín Botánico Orquideario de Soroa, ubicado en Artemisa”.
Los científicos de USA y Cuba también se han unido para seguir sus investigaciones en Matanzas justo en la Ciénaga de Zapata, donde será necesario continuar con los proyectos de inventarios biológicos de las orquídeas que existen en el sur de la Florida y las variedades que hay actualmente en el en el Parque Nacional Ciénaga de Zapata.
Buenas noticias para las poblaciones de orquídeas de la Florida y también para las cubanas. Parece que los científicos han tomado cartas en el asunto, justo en el momento más necesario, para frenar la posible extinción de algunas variedades.