En un desafío al gobierno y a las amenazas de que deben cerrar sus improvisadas tiendas los cuentapropistas han contestado con la firmeza de que no cerraran según la agencia AFP. «Estamos en desacuerdo con esa medida, llevamos tres años vendiendo sin problemas y bajo la ley, y ahora nos dicen que se acabó» dijo una vendedora de ropa en La Habana.
La protesta viene dada por una disposición del gobierno que prohíbe a los cuentapropistas vender ropa importada como venían haciendo desde hace ya tres años. «La venta de productos de factura industrial, o comprados en el exterior por modistas o sastres, plomeros y productores o vendedores de artículos varios de uso del hogar, constituirá una infracción y llevará a la aplicación de una contravención» dijo la viceministra de Trabajo, Marta Elena Feito.
Según las autoridades la licencia de modista o sastre solo les autorizan a vender ropa confeccionada de manera artesanal y hasta el momento no han autorizado la de venta de ropa o productos industriales. El gobierno teme que esta modalidad de venta privada afecte la venta de sus productos en las tiendas en divisa que por lo general son de mucho menor calidad que las que se venden en la calle.
Los cuentapropistas que venden ropa se han mantenido firmes y no han cerrado ningún establecimiento y pretenden desafiar al gobierno por considerar la medida absurda e injusta.
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